Intervención de Yael Flores

Conversatorio “Crisis desde una visión judía”

Domingo 10 de noviembre de 2019

 

Intervención de Yael Flores

Presidenta de la Federación de Estudiantes y Jóvenes Judíos, FEJJ

 

En primer lugar, me gustaría contar quién soy y desde qué lugar nace mi mirada: Soy mujer, tengo 22 años, soy judía y actualmente estudio psicología en la PUC. Es desde ahí, y de mi relación tanto con la juventud judía como con mis compañeros de escuela, desde donde posiciono mi discurso.

 

Se me ha pedido estar en este panel, y en 7 minutos tratar de representar justamente la mirada y las vivencias que acompañan a la juventud en estos momentos del acontecer nacional, y es por esto que me gustaría partir con una reflexión sobre lo que podrían ser algunas de las diferencias entre generaciones.

 

– El Impacto de la Dictadura:

El hecho de ser hijos de padres que vivieron durante la dictadura en Chile, hace que nuestra relación con ellos en comparación a la suya con sus padres, y en consecuencia, la relación que tenemos con la autoridad, sea muy distinta. Ellos que vivieron esa oscura etapa de la historia tienden a tener una relación ambivalente con la autoridad, de mucho temor y al mismo tiempo de mucho rechazo, en comparación a nuestra generación que se caracteriza por tener una relación con la autoridad determinada por sentimientos de menor amenaza y miedo, y que por lo tanto, resulta ser una trato más desafiante, creo yo en gran parte explicado por no haber vivido los efectos del autoritarismo.

 

No estamos acostumbrados a la obediencia porque sí, no tenemos ese miedo expresado en respeto que existe en otras generaciones tanto hacia carabineros como a militares o autoridades de gobierno, y que hace posible entonces, que la desobediencia civil sea mucho mayor.

 

– Globalización, Tecnología y Redes Sociales:

La cultura de la época nos ha hecho acostumbrarnos a que los cambios deben ser siempre rápidos, con efectos casi instantáneos, lo que se traduce entonces en peticiones concretas y muchas veces en falta de paciencia a largo plazo. Con el símbolo de la caída del muro de Berlín que recién conmemoramos sus 30 años, se podría decir que se derrumban los grandes relatos y que no existen ya las grandes utopías colectivas que propongan un nuevo modelo estructuralmente distinto, en lo concreto podemos ver en chile como últimamente las luchas se han dedicado más bien a ser reivindicaciones sectoriales. La novedad se da entonces en este nuevo movimiento.

 

Por otro lado, otro elemento que resulta de la globalización es la eliminación de las identidades particulares y el reemplazo de éstas con una nueva “gran identidad global”. Lo anterior, genera que los lazos con agrupaciones locales sean “eliminados”, y que por tanto en momentos como éstos, sea cuando más esfuerzos nazcan por recuperarlos y que emerjan nuevamente.

 

-Individualismo:

Nos lleva a interpretar la realidad a partir de nuestro propio lugar, y por tanto tendemos a involucrarnos como recién mencionaba, en causas asociadas a la vivencia personal. La subjetividad está entonces, legitimada como verdad absoluta. Y es a partir de eso como nos relacionamos con una cierta causa, grupo social, o demanda. EJ: Marcha feminista, marcha LGBTIQ+, marchas estudiantiles, No más Tag, etc. Cada una convocando a un cierto grupo, y también podemos ubicarnos acá como comunidad judía con nuestra incansable lucha contra el antisemitismo.

 

Lo novedoso que veo yo en este movimiento a diferencia de otros que como generación nos ha tocado vivir, es que bajo el slogan de “un nuevo pacto”, es posible abarcar entonces todo tipo de demandas particulares y es a partir de eso, que como me ha tocado personalmente ver en las marchas, cada quien desde su lugar tiene espacio para exigir las demandas y reclamar las injusticias que a cada uno le hacen sentido, y es por eso que podemos ver como más del 70% de la gente en Chile según las encuestas está de acuerdo con el “movimiento social” por más que el 1.200.000 de personas que se juntó en la gran marcha, probablemente no estaría de acuerdo en muchas de las cosas si se las pusiera a conversar.

 

Lo único que sí podemos decir que une es el rechazo al modelo, muchas veces personalizado en el presidente y lo que él simboliza, el hashtag “Renuncia Piñera” creo yo, no es algo personal sino que es más bien simbólico: una autoridad que no ha sabido controlar el conflicto, y que también al mismo tiempo representa a los privilegiados de los privilegiados, siendo el símbolo de la evasión de los más ricos y la burla de la dignidad a través de sus ministros con frases desafortunadas. Además, se genera una decepción de un gobierno y modelo que no ha podido cumplir con las expectativas que promete, desatando así un estallido social que estaba listo para emerger.

 

Lo emocionante para mi de esto, es que en una sociedad tan individualista, el participar de los movimiento sociales permite sentirse parte de algo mayor, y creo personalmente que eso es lo que más llama la atención a nuestra generación, la idea de ser parte del colectivo.

 

-Juventud y Esperanza, Futuro y Proyección: Por qué la juventud ha sido la que ha tendido a llevar o iniciar las movilizaciones sociales y sobretodo en los últimos años en Chile?

 

Yo creo tiene que ver en términos inconscientes con la relación con la muerte. Para los jóvenes hay todavía tiempo para cambios, hay espacios para la esperanza, y hay una asociación a los adultos como personas que se aferran al poder, transformándose en más conservadores, en gran medida porque quieren conservar su vida y sus condiciones de vida, y porque para ellos, el tiempo ya fue y no hay espacio para grandes cambios. Lo anterior no significa que no puedan existir “jóvenes viejos” o “viejos jóvenes”.

 

En relación a la educación, es importante considerar que los jóvenes actuales que han sido en la historia los más educados, más racionales y más beneficiados del acceso a la educación, al consumo y a las nuevas oportunidades, son paradójicamente, quienes generan la crisis con el mismo sistema y lo cuestionan. Podremos conversar más adelante sobre las razones que podrían explicar esto.

 

-Desconfianza con la Clase Política:

 

La cual se encuentra inhibida por culpa por haber sido cómplice y parte de la misma política a la cual se critica. Los jóvenes exigimos una nueva política, que se vincule con la calle, con espacios de participación nuevos y legitimados. Existen también tendencias a creer que la vía es “romperlo todo y edificar un nuevo orden” no desde el poder, ya que existe falta de confianza también en el sistema político.

 

Lo que si está claro, es que las temáticas de la agenda social y política hoy en día están marcadas por las voces de la ciudadanía, y el poder está en la gente.

 

-Comparaciones:

 

Si bien esta contingencia ha reactivado el trauma del golpe y de la polarización de la sociedad durante esos años, y todos hemos sido parte de esas referencias en el último tiempo, considero que cultural, histórica y generacionalmente hay grandes diferencias que no podemos olvidar, sobretodo en términos de colectivo. Esos eran años de movimientos de masas, eran común en Chile y el mundo las revoluciones, el relato en torno a un líder, la idea de las masas en la calle era una rutina de la época. En comparación a una generación actual que se ha movido en torno al consumo personal y que lo novedoso entonces, está en el hecho de poder salir a la calle, y en que gracias a la redes sociales, cualquier persona puede opinar y convocar.

 

A nivel de juventud judía, entendiendo que somos en nuestra mayoría parte de los privilegiados del país, el sentimiento más bien a nivel familiar que de juventud es sentirse atacados, sin entender que la desigualdad afecta también a privilegiados y no solo a vulnerados (obviamente de forma radicalmente distinta) porque quienes se han beneficiado de los privilegios no es simplemente que tengan culpa por haber sido malas personas, sino porque el sistema ha permitido que así sea. En ese sentido, no hay para mi buenos y malos, sino un sistema que condena a un orden injusto y al constante abuso, y que también afecta por ejemplo, a través de los sentimientos de culpa y de vergüenza.

 

En relación a esto otro de los efectos que vale la pena mencionar de forma muy rápida para conversar después, es que una de las consecuencias que una sociedad estructurada como la nuestra genera, se relaciona con el indicador que señala que somos una de las sociedades con mayor consumo de psicofármacos en el mundo, fundamentalmente ansiolíticos y antidepresivos, dando cuenta de otros síntomas del malestar y que no es entonces, un problema solamente económico.

 

Por último y para concluir, me gustaría señalar que : Las condiciones sociales, culturales y económicas van cambiando de una generación a otra y no solo en el país, sino que también en el mundo, lo que sin duda implica un cambio de prioridades que hoy en día genera que todos los sistemas y que todos las estructuras que fueron en su momento una verdad absoluta, estén puestas hoy en tela de juicio y sean cuestionadas, por ejemplo: el sistema de salud, la educación, y también el espacio político, y exigen entonces abrir el diálogo y el debate sobre cambios necesarios y urgentes, para conseguir lo que en las movilizaciones se llama “un nuevo pacto social” que asegure las condiciones para que en todo Chile “la dignidad se haga costumbre”.

 

Intervención de Ana María Arón

Conversatorio “Crisis desde la visión judía”
Domingo 10 de noviembre de 2019
Intervención de Ana María Arón
Doctora en Sicología

Buenas tardes. Gracias a B’nai B’rith y a la comunidad por invitarme. Yo he estado participando en muchos grupos en distintas comunidades, pero la verdad es que la comunidad judía me invita poco. Es muy importante para uno porque el sentido de pertenencia nos ayuda a reafirmar nuestra identidad y también a calmarnos. En momentos de crisis uno necesita estar con la gente que es su gente. Y en estos siete minutos, esto es un desafío enorme, ¿no?, la Yael lo logro, cómo no lo voy a lograr yo.
Lo primero, decir que estamos en una situación de crisis y entender que eso nos afecta personalmente a todos los que estamos aquí. Y nos afecta físicamente por que el cuerpo, o sea nuestra biología, interpreta que estamos en una situación de peligro. Y entonces nos empiezan a pasar cosas. Por eso es que estamos cansados, estamos irritables, tenemos dolores varios, tenemos problemas para dormir, nos estamos poniendo insoportables los unos con los otros y lo más importante es entender es que esta es una reacción normal frente a una situación de crisis.
Lo segundo es que cuando ocurre esto, no solamente es la crisis de lo que ocurre afueras si no que también se nos reavivan -y aquí yo me sumo a lo que decía Yael- las crisis pasadas. Los recuerdos tienen una forma muy especial de guardarse y los recuerdos traumáticos se guardan fragmentada en una parte de nuestro cerebro. Y se disparan cada vez que el cuerpo huele que estamos en situación de crisis. Entonces, está el tema de la dictadura, está el tema de la Unidad Popular, está el tema del Holocausto y está el tema de toda las crisis personales que cada uno vivió.
Digo esto para poder entender que no es que nos estemos volviendo locos, no es que estemos envejeciendo más de la cuenta, no es que nos esté dando Alzheimer, sino que muchas de las cosas que nos pasan tiene que ver con una respuesta biológica a lo que estamos viviendo.
Lo otro tiene que ver es la justicia restaurativa. Cuando hay una situación de conflicto, y especialmente una situación de conflicto social, hay muchos dolores, y cuando hay dolores hay que sanarlos. Y la forma de sanarlos es hablar de lo que nos pasa. Y en ese sentido es tan importante darle un espacio a contar lo que nos pasa antes de focalizarnos en cómo vamos a resolver el problema. Cuando queremos resolver el problema y no se nos da un espacio a sanarlo, físicamente, espiritualmente, con nuestras comunidades, probablemente nos vamos a equivocar más en las soluciones que vayamos a abordar. Y en el hecho de sanarnos, hay una cosa muy importante que tiene que ver con conversar. Recuperar esa capacidad de conversar que es lo más humano de lo humano, los seres humanos somos los únicos de los animales que tenemos la capacidad de conversar. Los animales se comunican, pero nosotros podemos hablar, podemos compartir, y cuando uno está dolido necesita que el otro sepa cuáles son sus dolores.
Yo creo que en estos últimos conflictos, cuando uno ve los medios de comunicación, impresionante la necesidad que la gente tiene de contar lo que le pasó, de que los otros sepan, porque la inequidad, la desigualdad, son conceptos muy abstractos, pero cuando yo escucho que la inequidad es que tengo que viajar cuatro horas para llegar a mi trabajo, entiendo de qué se trata, le pongo cara a ese sufrimiento. Eso es para los otros y para nosotros. Y escuchar no significa darle la razón al otro, solamente escuchar su parte de la historia. Aquí hemos aprendido, y hemos aprendido con mucha dificultad, que todas las historias tienen distintos lados. Y nosotros somos muy adictos a veces a la historia única. A pensar que la historia es la que nosotros conocemos.
Darnos un espacio para escuchar a los otros, nos permite mirar la situación desde distintos puntos, yo creo que nosotros los judíos hemos sufrido mucho con la historia única, los prejuicios que se tiene con respecto a los judíos tiene que ver mucho con contar un cuento de cómo son. No los repitamos. Hoy día decían en la apertura de este conversatorio que a veces los judíos nos encerramos en comunidades muy cerradas, pero por más que nos encerremos en comunidades no estamos exentos de comunicarnos con otros. Acá es muy importante poder salir un poco de nuestro encierro y mirar lo que está pasando un poco más allá. Un poco más allá.
Y una última cosa que les quiero decir, aunque hoy día no lo vamos a hacer, es entender que tenemos que logar la calma entre nosotros mismos. La calma se logra de una forma distinta. Una forma es la conversación, otra forma son ciertas actividades que uno hace para calmarse, y ojo, tomando algo de lo que decía Yael de la cantidad de medicamentos y ansiolíticos que nosotros tomamos hay formas de calmarnos que nos hacen mal, el alcohol, las drogas, automedicarse, comer o consumir, son cosas que nos calman pero que a la larga no nos calman de verdad.
Cada uno debiera, y esto -yo trabajo mucho con niños, yo trabajo en escuelas- ojalá uno pudiera haberlo aprendido en su contexto escolar y en su contexto familiar, cuáles son las formas de calmarnos. Fíjense que la forma que tienen los niños de calmarse, es mirar a su adulto cuidador. Por eso es tan importante que como adultos estemos bien, porque cuando uno no está bien no puede cuidar a otro. Algo que se transmite, que es lo más contagioso que hay, es la angustia de los adultos a los niños. Entonces, antes de despedirme y antes de comenzar en los grupos para poder conversar estas cosas, la necesidad de estar bien para poder cuidar a otros.

Intervención Rabino Alejandro Bloch

Conversatorio “Crisis desde una visión judía”

Domingo 10 noviembre de 2019

Intervención de Alejandro Bloch

Rabino Comunidad NBI

 

Como argentino me tocó acompañar a las personas luego del antentado a la Embajada de Israel, de la Amia y todas las cosas que pasan en periódicamente en Argentina. Hay un chiste que dice que si se va a la Argentina por veinte días, no se conoce el país; pero si te vas de Argentina por veinte años, está igual que cuando se fue (risas).

Como líder de la comunidad me tocó muchas veces, como dijo Ana María hace un ratito, sostener a la Comunidad, y la pregunta es ¿Cómo se sostiene una comunidad que tuvo una bomba? ¿Qué tuvo una crisis? Y las sinagogas y las instituciones tienen que seguir funcionando, y no permitir que el miedo y la angustia nos separe, nos paralice y no nos permita ser quienes somos.

En ese sentido en siete minutos voy a tratar de compartir ideas para que ustedes puedan discutir en cada uno de sus grupos.

La primera es algo que mencionó Ana María, uno de los mitos más importantes que esta experiencia ha derrumbado en quince minutos, que es, que los judíos vivimos en otro mundo.

La experiencia de lo que está pasando en Chile ahora demolió la idea que podemos poner barreras más altas, que podemos poner barreras simbólicas, y que a nosotros no nos va a pasar nada. Nos pasó a todos algo. Eso incluye, preocuparnos por amigos, o cambiar los horarios habituales, o el trabajo o el negocio, o lo que sea.

El mito que nosotros vivimos en un oasis, quedó demolido, de un plumazo. Hasta las horas de tefilot tuvimos que cambiar en función de la nueva realidad que estamos viviendo. En definitiva, que no podemos vivir en un gueto físico, por más que levantemos las paredes, pues pueden caerse; ni un gueto mental pues del color que nos vistamos, nos guste o no, estamos en la sociedad.

En ese sentido, una de las conclusiones, es que no podemos ser observadores. No existe eso que el partido se juegue de un lado, y nosotros del otro lado; porque no existe un lado y el otro, pues somos todos parte de una misma ciudad.

Entonces nos toca recordar que vivimos en una polis. Vivimos en una ciudad que tenemos un espacio común, donde hay que participar de esas conversaciones. Recuerdo que cuando a los judíos les invitaron a ser parte de la polis durante la Revolución Francesa, no crean que estaban todos muy contentos; fue también una imposición; pero ahora que somos ciudadanos no podemos dar un paso para atrás. Y no podemos vivir en una situación de privilegios. Me refiero a esos privilegios que nos daban y quitaban los reyes. Hoy somos todos ciudadanos, y en ese sentido, lo primero que hice a partir de esa experiencia en Argentina, como rab fueron dos cosas:

 

La primera, preguntarse ¿Qué cosas comparto con las personas que viene a la sinagoga, a las clases? Personas que necesitan ser contenidas; o ser orientadas. Personas que buscan en nuestras fuentes, en nuestros sabios las ideas que nos permitan transitar en este momento de crisis. En ese sentido, obviamente, que la idea de construir una sociedad más equitativa es básico.

Y una cosa que recuperé y que compartí con Jorge, es la frase de Abraham Joshua Heschel cuando en los años sesentas dij: ‘En democracia no todos somos culpables; pero somos todos responsables’. Es decir, somos parte de la sociedad y no podemos decir que siempre la culpa es de otro. Ok, la culpa es de otro; pero que hacemos nosotros, como persona, como comunidad para participar en estos diálogos.

Y en ese sentido creo que la comunidad judía de Chile, no la institución que dirige Gerardo; sino todas las instituciones tienen que repensarse como han funcionado; cuales son las formas de ingresar, cuales son las condiciones de permanencia y de salida. Cuales son las prioridades.

En ese sentido yo creo que en esta crisis la vida comunitaria tiene que transformarse.

La vida judía tiene que ser más acogedora. Tiene que ser más democrática, tiene que ser más participativa. Tiene que haber un cambio radical. Lo digo desde un punto de vista básico. Les doy un ejemplo para ser socio de una comunidad hay que pagar. ¿Eso es lo que hay que hacer? ¿esa es la única forma de pertenecer? Lo digo con profundidad. ¿Cómo construir una comunidad, donde obviamente todos participando con nuestro esfuerzo económico, pero que no sea el único elemento?

Y en ese cambio radical, de esta situación tenemos que salir fortalecidos como comunidad. Y hacer este ejercicio durante estos quince días es bueno. Prácticamente en todas las comunidades la gente se a juntado a hablar y de esto van a salir cosas buenas. De esto van a salir oportunidades, nuevos focos de actividad, y como decíamos en los iamin noraim, abrir las puertas.

Esta sinagoga tiene tres paredes precisamente para que expresar que todos pueden entrar. Y en esta crisis donde el clamor es de personas que están afuera, en el caso nuestro, la comunidad tiene que hacerse cargo.

¿Qué hacemos como comunidad, no para el que nos quiera… sino como se dice en árabe: ניט פֿאַר מיר  Nish far mir (risas) aquellos que dicen ‘no es para mi’, y [esa decisión] hay que aceptarla? Pero como hacer para aquel que sí quiere estar y participar.

Nuestra tradición es que hay círculos de Aron, que amaba la paz y promovía la paz. Nosotros tenemos que ser promotores de la paz, en los espacio que estemos, de dialogo, encuentro, aprendizaje del otro.

Y por último, se habló de tikun olam al principio. Yo creo que la palabra tikun olam está desgastada. Está achicada. Por qué, porque se piensa que tikin olam hoy es: ir y pintar las paredes de una escuela, ir y salvar una cosa. Pero tikun olam es un proceso espiritual más profundo en el cual en nosotros participamos en arreglar el cosmos. Fíjense que poco (risas). Y si nosotros entendemos que pintar una escuela, acompañar a los bomberos es parte de un proceso de equidad global, va a ser mucho más profundo y comprometedor y desafiante que solo ir un domingo a pintar un sitio. Muchas gracias.

Conclusiones trabajo en grupos

Conversatorio “Crisis desde una visión judía»

Domingo 10 de noviembre de 2019

Organiza B’nai B’rith

Comunidad NBI

 

Grupo 1. Presentó Cristina Alegría:

-Cita textual de lo que dijo la juventud del grupo: “En esta crisis no debemos aislarnos, debemos botar las paredes, cada uno desde su lugar para aportar para un Chile mejor, un Chile justo, inclusivo y generoso”.

-Somos chilenos, pertenecientes a la comunidad judía. Los adultos debemos abrir las puertas a nuestros hijos, a nuestros nietos, a la civilidad, y no poner cortapisas. Una mayor participación en educación cívica y responsabilidad social, incluirse en la realidad de nuestro país. Ser capaces de integrarnos a la sociedad chilena sin perder nuestra identidad judía.

-Producto de esta crisis, no permitamos el abuso de ciertos sectores, tanto de derecha como de izquierda.

-Chile debe saber -se deben elaborar estrategias- de que nosotros como judíos chilenos queremos aportar, queremos ser importantes en que esta crisis se resuelva, y además dejar la puerta abierta para que éste no sea un primer encuentro, sino que sea el primero de muchos, porque aquí estamos a lo mejor viendo la punta del problema, pero también tenemos que ser capaces nosotros como comunidad de generar y buscar soluciones.

 

Grupo 2. Presentó Gerardo Gorodischer:

-¿Qué nos pasa? Lo que nos pasa es que nos tiene preocupados, nos desequilibra, nos saca de la rutina. Vienen cambios, se nos vienen recuerdo del pasado. Estamos viviendo un país distinto, no podemos evadirnos de la realidad, lo que más nos atemoriza es la violencia, el robo, la falta de respeto por la autoridad y la polarización. Esos son temas que aparecieron de forma reiterada.

-¿De qué tenemos que preocuparnos? De tratar de ayudar a mejorar la desigualdad, tenemos que ser más tolerantes y, como judíos, partir nosotros mismos tratando a la gente más dignamente, sin ser clasista, con respeto, y tener una profunda autoreflexión, y todos tenemos que asumir cuál es nuestra real responsabilidad y función en estos momentos que estamos viviendo.

-También, como aporte, la Bomba Israel ya ha sido un gran aporte, hay que seguir potenciándola, y también apoyar al diálogo para incentivar que el diálogo es el único camino para encontrar la solución.

-También hay que decir que esto no lo vamos a solucionar acá, que esto es un problema profundo que tiene que ver con un cambio necesario en el país, tanto de los empresarios como el fondo y la forma que conocemos del Estado, y de tener una mayor igualdad social en nuestro país y como judíos tenemos mucho que colaborar en ese sentido.

 

Grupo 3. Presenta QH Ximena Loyola:

-Primero, en relación a los sentidos, preocupación, alteración de la rutina, el miedo, la angustia, la incertidumbre y el asunto de los Derechos Humanos, que ya hoy día no sabemos dónde están los derechos humanos porque han sido para acá, para allá, para allá, para acá. Y dentro de todo esto ya no sabemos qué vamos a hacer mañana, mañana va a haber una marcha, el miércoles va a haber otra. Es una alteración del estado anímico, entonces todos andan más alterados, es cosa de verlo cuando andan tocando las bocinas, tacos por todos lados, terrible. Realmente se nos ha producido un caos.

-Dentro de las cosas que vimos que se podrían hacer, una es dar un mejor trato a todas las personas, como comunidad tenemos que mejorar el trato para todo el mundo porque es verdad que de repente se vive en una burbuja.

-También armar cabildos, que podrían ser dentro de la comunidad o también fuera, participar de los mismos cabildos que van a hacer las municipalidades. Los políticos que tenemos en el Congreso podrían orientarnos, con monitores, hacia abajo, como una pirámide.

-Después, una contención social y que todos los profesionales que tiene la comunidad poder dedicar un poco de su tiempo en mejorar esta sensación que tiene toda la comunidad, de que son muchos años de trabajo perdidos en 15 días, o un mes.

-Apoyar más a la Bomba Israel. Y al centro de especialidades de San Bernardo. También dar un apoyo a eso, para hacerlo más visible en otras comunas que no sean Barnechea y Las Condes.

 

Grupo 4. Presentan QH Abraham Yudelevich y Claudia Vásquez:

-Todo lo que dijeron de la desazón y la sensación que cada uno tiene del caos, lo compartimos.

-Qué hacer: como comunidad judía no debemos hacer nada, lo que debemos hacer es como seres humanos que somos de religión judía. Debemos participar en todas las instancias sociales que tenga nuestro país, para hacer valer nuestra posición, en el color del arcoíris político que cada uno profese. Nosotros somos el país y debemos estar integrados como corresponde, de acuerdo al color político que cada uno tenga.

-Hay un desconocimiento o, más bien, no estamos mirando las cosas que sí se han hecho. Tenemos una tendencia a desconocer o, más bien, a no ver las cosas buenas que sí están pasando. Tenemos que cultivar ese espíritu e incluso agradecer esta crisis, si no tuviéramos esta crisis seguiríamos en nuestro status quo o sin poder ver lo que otros hermanos nuestros están sufriendo.

-Nuestra Halajá es súper clara y nos dice cuál es el comportamiento que debemos tener. El rabino nos habló del Tikún Olam, que es la corrección del mundo, que parte por la corrección propia, entonces lo primero es ver cómo nosotros podemos ayudar, qué es lo que está pasando en nuestras casas, porque estamos teniendo un pequeño conflicto en nuestros hogares.

-Ver en qué podemos ayudar concretamente, nosotros sí podemos hacer cambios.

 

Grupo 5. Presenta Jaie Michelow:

-Coincidimos con los otros grupos sobre la angustia y temor, temor por la alteración de la normalidad, por el salvajismo y barbarie, y lo que podría conllevar el comportamiento de masas. Reflexionamos sobre la fragilidad de la civilización. También expresamos una reflexión sobre la injusticia, la brutalidad de otros aspectos que son ajenos de la vida social. La brutalidad de vivir con menos de un sueldo mínimo, o tener una salud vulnerable. Muchas cosas que conocíamos pero ahora están en primera plana en las noticias.

-Lo otro es el resurgimiento de historias pasadas, personales, en la política o en la historia familiar.

-Y lo otro es el miedo a lo desconocido, qué es lo que viene y cómo será el nuevo Chile.

-El primer paso para la construcción de futuro es generar calma y ser responsable sobre el relato de lo que está ocurriendo, como voy a comentar dentro de mi familia, de mi trabajo, lo que está pasando y lo que veo. Voy a hablar del enemigo como alguien brutal o voy a tratar de comprender y darle una interpretación coherente a lo que está sucediendo.

-Además hacer un aporte desde la tolerancia, como una aspiración de justicia social.

-Evaluar la posición personal de cada uno, y según eso reconocer qué es lo que me ha tocado vivir a mí y qué es lo que otras personas experimentan día a día en una posición que quizás no es poder.

-Y finalmente cuál sería el aporte judío en Derechos Humanos o en educación comunitaria con toma de decisiones, participación o involucramiento con las personas, no sólo en las situaciones de crisis, sino durante el año.

 

Grupo 6. Presenta QH Mauricio Abramovich:

-Somos chilenos, judíos chilenos que queremos trabajar.

-El problema no son los DD.HH. sino el uso que podemos hacer. Son uno sólo, el problema es la interpretación y el uso.

-Cultura de los anarcos y de los narcos en Chile y el mundo, y contra eso tiene que haber una solución.

-Como judíos nos visualizan y nos consultan, por ejemplo, como se resuelve crisis en un país tan chico como Israel, por ejemplo.

-Preguntarse qué puede hacer cada uno de nosotros en el ámbito que nos desarrollamos. Seguir trabajando en las áreas en las que nos desarrollamos, provocar lo que se llama calmar, calmar lo que está pasando y a la gente que está a nuestro alrededor.

 

Grupo 7. Presenta QH Hernán Rodríguez:

-Cómodos y agradados de tener la oportunidad de conversar y dialogar.

-Hay una gran esperanza, hay una gran oportunidad de solucionar las situaciones de injusticia, heredadas por muchos años en este país, hay una oportunidad que para todos ha tenido un costo, pero hay una sensación de esperanza de que puede darse una oportunidad, y que va a entender la clase política que van a tener que trabajar como corresponde. Porque sino se termina la democracia.

-Respecto de la actitud de la comunidad, no estamos en condiciones de ser inmigrantes nuevamente, no pensemos que la solución es irse. Tenemos que aportar para hacer de Chile un país cada vez mejor. Tenemos una enorme oportunidad de cambiar el switch del diálogo. Ahora hay que conversar, abrir esa posibilidad de diálogo, sobre todo con los jóvenes. Empatizar con sus ideas, escuchar y sacarnos muchos prejuicios que tenemos en nuestra cabeza.

 

Grupo 8. Presenta QH José Daniel Guiloff:

-Hay preocupación, decepción, temor. El objetivo: tranquilizar, escuchar, influenciar desde nuestros puestos.

-El año ’73 los de centro nos dejamos llevar por los extremos y por la violencia y ganó la violencia. –Soluciones: en general en el país chocan con el muro de la burocracia. El país está bien, por qué yo no estoy bien.

-Respecto de la comunidad judía, tenemos judíos que no pueden pertenecer a las comunidades. No puede ser, pero es.

-Pagar salarios dignos en cada uno de nuestras empresas.

-Ser responsables de toda la comunidad que nos rodea, no sólo de la comunidad judía.

-Quién va a ser el líder. Qué institución tiene respeto. Pero la esperanza está porque es un desafío nuevo, el desafío de conversar, de escuchar al otro.